dijous, de gener 03, 2008

Charles Chaplin

Buenas noches,

Barcelona es una ciudad que cada vez me fascina más. En esa fascinación se incluyen las exposiciones y los conciertos de calidad que cada vez llenan más los museos y teatros de mi ciudad. Otro día hablaré un poco más de Barcelona, hoy simplemente me referiré a la exposición de Charles Chaplin que ofrece el Caixa Forum hasta mediados de abril.

Submergirme durante dos horas en el universo Charlot ha sido deslumbrante. Hacía muchos anyos que no veía sus caras, sus gestos, su pantomima. Demasiados quizás que no veo películas en blanco y negro. Obviamente pertenecemos a dos épocas diferentes, el nació en el 1889 y murió en el 1977, sin embargo estoy convencido que se pueden aprender muchas cosas de su cine, de su persona y sobretodo de su habilidad para jugar con el silencio.

Cuando allá por los anyos 20 se introdujo el cine sonoro Chaplin se negó a hablar en sus películas. Su teoría era que el silencio y la pantomima eran un idioma universal, algo que nada nunca podría superar. He leído un artículo suyo del anyo 1930 en que salía de la polémica comentando que en el futuro el cine mudo volvería a tener un lugar destacado en el universo del celuloide. Parece ser que o bien se equivocó o el futuro del que hablaba era de más de 80 anyos.

He aprendido muchas cosas de su persona que no sabía y es un personaje para admirar. Conocía de su compromiso social expresado en películas como El Gran Dictador o Tiempos Modernos, pero no conocía que Estados Unidos en época de persecución maccarthista le denegó el visado después de acusarle de procomunista (Chaplin era inglés y había vivido 30 anyos en Estados Unidos).

Tampoco sabía que Charlot empezó hacia el 1915 como un vagabundo un tanto truhán, maleducado y trepa, y que poco a poco Chaplin fue dando forma a su carácter convirtiendolo en un ser más melancólico, romántico y como he mencionado anteriormente comprometido.

Únicamente hizo dos excepciones a su silencio en las películas, un discurso pacifista en El Gran Dictador y una canción ininteligible en otra que ahora no recuerdo. Creyó en el silencio hasta el fin.

Hizo reir mucho y sigue haciendo reir. Hoy mismo delante de una escena de boxeo he visto como diversas generaciones (de abuelos de 80 anyos a ninyos de 4) disfrutaban y reían como nunca, ante una película muda en blanco y negro. Os hago ese pequenyo regalo, espero que lo disfruteis tanto como yo.



A los de Barcelona os animo a ir a ver la exposición y a todos os invito a disfrutar más del silencio.

Un beso

Jordi

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