dimecres, de setembre 12, 2007

Gesto de amor

Buenas noches,

De vuelta por Copenhage a una vida más normal. Tres semanas por el mundo merecen reposo y reflexión.

El domingo pude disfrutar del bautizo de Elia, la hija de Mauro y Sonia. Fue una celebración sencilla pero muy especial.

Me quedo con muchas cosas de aquel día, la familia (la madre de Mauro me dijo que era mi mamá italiana!), la comida (qué tapas...), el tiempo (estar en Barcelona a 30 grados en setiembre es un lujazo)... pero sobretodo me quedo con la celebración.

Hacía tiempo que no asistía a una eucaristía de la que saliera con una sonrisa y con la sensación de haber aprendido algo. La actuación del cura fue sensacional tanto en el contenido como el tempo.

Al mismo tiempo que el bautizo, una pareja celebraba sus 50 anyos de matrimonio. El cura dedicó parte de la homilia a Elia y familia y parte al matrimonio. Dirigiendose a la pareja de abuelitos explicó que hace unos anyos también celebró las bodas de oro de otro matrimonio. Ellos eran muy religiosos y decidieron confesarse antes de la celebración. El cura obviamente aceptó pero sugirió hacer la confesión los tres juntos.

Mossén Joan inició la confesión y el marido comenzó a hablar quejandose de cosas que su mujer hacía y dejaba de hacer. Al cabo de un rato la mujer dijo: "quizás tienes razón, pero lo que seguro no sabes es que yo, cada manyana cuando encendía la luz de la mesita, ponía al mismo tiempo mi mano sobre los ojos para impedir que el primer resplandor te molestara".

Un detalle tan sencillo repetido cada día durante 50 anyos...

Emocionante, no?

Besos

Jordi

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