dissabte, de novembre 19, 2005

La noche cae

Bona nit,

Cae la noche en Hanover. La luna sigue menguante, me dice que este adios es irreversible, irretomable, invencible, irrepetible. No hay forma de retorcer el reloj. No me recuerdes mas el adios. Sabes que no me gustan los adioses. No me gustan porque llevan promesas que normalmente no se cumplen. Y eso, para una persona sensible, como yo, duele, y duele en aquel sitio que solo yo se, que solo yo conozco. Y duele porque yo las quiero cumplir.

Hoy un examen y muchas despedidas. Hemos cenado entre amigos. Hemos despedido la noche entre cervezas, risas, fotos, abrazos y promesas. Ya te escribire, ya te vere, ya te llamare, ya te visitare, eres genial, no te olvidare, siempre estaremos en contacto. Por que tardamos tanto en decirnos estas cosas? Porque esperamos al ultimo momento para mostrar ese carinyo que todos llevamos? O es solo la consecuencia del adios? Volvere a llamar a Hiro el japones? Realmente ira Dylan a Sevilla en verano y le ire a ver (que cerca se ve Sevilla de Barcelona cuando estas en Hanover, que lejos cuando estas en BCN)? Ire a Milan algun dia a ver a Giorgos? Por que despues de tantas clases y horas juntos no nos hemos dicho lo que nos apreciabamos antes? Es el 'nunca mas' tan atractivo como para lanzar promesas de futuro?

Otros y otras prefieren marchar sin hacer ruido, sin decir nada, sin prometer nada, con un baul de sentimientos y de pensamientos en el interior. Pero, sobretodo, sin hacer ruido. Siempre les he admirado. Yo que soy capaz de lanzar a los cuatro vientos que ayer sali por la radio, o que saque un 710 en GMAT, o que me fue bien la entrevista, o que ganaron los Grizzlies, o que Juan fue en el maletero. Yo que no me puedo callar nada, admiro profundamente a los silenciosos, a los que ante un momento especial como es un adios, son capaces de abstraerse y simplemente hacer como si no pasara nada. Y es cierto, en perspectiva, simplemente es otro adios, otro horizonte, otro camino. Les admiro profundamente. Yo soy mas irracional, mas del momento, mas impulsivo, mas descontrolado..., me conoceis la mayoria.

Manyana marcho a San Francisco. Ahora mismo me da un palo tremendo. Ir a Boston, 7 horas de viaje en avion, llegar tarde alli, agarrar un par de trenes. Llegar a casa de Christoph a las 3 de la manyana. Enfrentar otro ritmo de vida, unas vacaciones diferentes, un nuevo cambio de rumbo. Preferiria quedarme aqui, con los que han sido los mios durante un tiempo. Preferiria vivir con ellos el final de esta experiencia. Pero decidi, sabeis, que queria ver mas mundo. Sin embargo, siempre me doy cuenta, que me apego mas a las personas que a los lugares.

Es duro decirle a Gustavo hasta pronto. Es duro decirle a Mariela y a Natalia que nos vemos un dia de estos. Es duro saber que a muchos ellos ya nunca mas les vere. Es duro saber que el tiempo y la distancia lo suelen matar todo. Pero la savia de la vida es saberse vivo en cada momento, y saberse protagonista de la historia que uno vive, y que afortunadamente en mi caso, he decidido vivir. Manyana vuelvo a volar, con sentimientos contradictorios, con suenyos truncados, con esperanzas deshilachadas por la crueldad del tiempo, pero con una vida que me sigue regalando un corazon para sentir con pasion y reconocerme vulnerable.

Espero escribiros desde San Francisco, la Barcelona americana.

Un beso en tres tiempos

Jordi

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