dilluns, de desembre 12, 2005

Apareció

Buenas noches,

Caminaba hacia el Hospital Clínic cuando ha sonado el móvil. Estos días en que espero llamadas de las empresas con las que me he entrevistado el móvil deviene un objeto de culto, el centro de mis miradas, mi elemento más preciado. Quedarse mirando a un ser inanimado como un móvil debe ser de las cosas más anormales que se pueden ver hoy en día. Almenos me he podido separar de él una hora esta mañana. He ido a correr, iniciando así la preparación de un sueño/ilusión que os referí hace tiempo.

Bueno, qué rollo. Sí, eran casi las 20h cuando sonó. El número desconocido. Un hombre al otro lado de la línea. Jordi Avellaneda? Sí, yo mismo. Segundos de tensión. Le llamo de ... la Policia Municipal de COrnellà. Qué ilusión, ahí no he dejado ningún CV, así que ha de ser por la moto. le he mostrado mi alegría, pero su reacción ha sido más bien al contrario. Dice: "bueno, sí, la encontramos, pero el estado..., sólo queda faro, ruedas y chasis". Lo esperaba, pero escucharlo ha sido durillo. Y ahora? Mañana he de ir al depósito municipal de Cornellá para reconocerla, retirar la denuncia y pedir daños y perjuicios (no sé a quién). Espero que además no me hagan pagar pasta. Lamentable desde todos los puntos de vista. Además los que me la han robado seguro que no es que pasen hambre, es que viven de eso. Hablan de talleres, de desguaces, ... En fin, sigue habiendo gente que vive para hacer daño. El sábado, en un programa de radio, pidieron que llamara gente que había presenciado algún robo. Las llamadas llenaron el programa. Destaco dos. La primera la de un carterista en la famosa línea de autobús 109 de BCN (nunca subáis). La madre de la persona a la que le habían robado se dió cuenta y empezó a pegar una paliza al carterista. Se ve que muchas mujeres se apuntaron a la paliza. Y cuando llegó a la siguiente parada le echaron literalmente a patadas. La segunda la de una mujer mayor en el mercado. El ladrón le agarró el bolso que llevaba dentro del cesto de la compra. La mujer gritaba y lloraba desconsolada: "las llaves de casa". Siempre he detestado a los que se aprovechan de la vulnerabilidad de los mayores para abusar de ellos. Recuerdo, hace años, que a mi abuelo le intimidaron con una pistola y le acompañaron al banco a que sacara dinero y se lo diera. Así sucedió. Pero mi abuelo, hasta su muerte, nunca fue el mismo. Supongo que, en la vejez, hay un momento en la vida que te sientes vulnerable, pero lo jodido es el momento en que la vulnerabilidad se hace presente delante de tus ojos y ves que ya no eres capaz de ser aquella persona qua habías sido hace unos años. Recuerdo el odio con el que mi padre hablaba de los que robaron a mi abuelo. Nunca le he visto así. Malditos sean. Malditos.

Pues mañana me toca reconocer mi moto, cual cadáver. Curiosa burrocracia.

Poco más del día de hoy. Ah sí! Que he donado, después de unos dos años, sangre. Cada vez lo ponen más difícil. Fui hace seis meses, pero como había estado viviendo en Sudamérica más de 1 mes en los últimos 10 años, había posibilidad de una tal enfermedad de Chagas. Análisis al canto. Afortunadamente salí negativo y hoy he donado. Lo mejor de donar son los zumos y pastas del final. Lo peor el sonido de la bomba que va recogiendo tu sangre. Hace años adopté la política de: "que tu mano derecha no se entere de lo que hace la izquierda". Eso es, haz el bien pero no lo publiques. Cómo me cuesta coño!

Un besote bien dulce. Ya nos acercamos a las 600 visitas. Gracias

Jordi

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