dimecres, de maig 28, 2008

Rascar el pasado

Buenas noches,

No sé si alguna vez habéis decidido pararos un momento y rascar en el pasado. Es un ejercicio interesante aunque también ciertamente arriesgado. Analizar el presente y sonyar en el futuro son otros ejercicios que de vez en cuando hay que hacer, pero hoy me centro en la apasionante aventura de revisar lo que fue y lo que pudo ser y no fue.

Yo debo tener un gen autodestructivo o sado porque en mi exploración del pasado me centro en las cicatrices y golpes que he ido acumulando. A veces uno piensa que algunas de esas heridas están totalmente curadas y de pronto uno se da cuenta que hay mucha pus debajo de ellas y que después de limpiarlas vuelven a doler. Hay gente que pensará que no se adelanta mucho revisando esas cicatrices, yo estoy convencido que hacerlo me ayuda a crecer, a aprender de los errores, a entender cómo actúo ante ciertas circunstancias y a asemejar esas circunstancias a las actuales.

Revisar el pasado, en mi caso, es enviar correos a gente a la que hace muchos anyos no veo, con la que se perdió el contacto por alguna que otra circunstancia. Son curiosas las respuestas que uno recibe. Bien, las respuestas y los silencios, que también hay muchos. Hay respuestas de respeto, de sorpresa, de alegría, de recelo. Hay puertas que parecían cerradas para siempre y que de pronto se abren. Hay otras puertas que estaban bloqueadas y que después de un par de correos se convierten en vasos comunicantes y conversaciones fluidas.

Como he comentado antes, muchos dicen que retornar al pasado es retroceder y que no tiene mucho sentido hacerlo. Yo estos días me he dedicado a hacer ese ejercicio y creedme que ha sido reconfortante. Tenía la sensación de aquel futbolista que juega un partido de futbol y luego lo ve por la tele y es capaz de comentar las jugadas, de analizar los errores, de ver los puntos flacos...

Revisar el pasado también supone plantearse por qué pasaron ciertas cosas que seguramente no tendrían que haber pasado. Hace un par de semanas estuve en Amsterdam con mi amigo Jubin. Charlamos largo y tendido de muchas cosas, cosas fuera de lo mundano. Él es americano (de USA), así que es difícil hablar de fútbol, eso facilita evitar conversaciones superfluas. Hablamos de las personas y de como somos y llegamos a la conclusión de que en muchas cosas somos parecidos, especialmente en una, nuestras relaciones con los demás suelen ser desequilibradas y nos llevan a frustraciones y decepciones. Siempre esperamos más de los demás, supongo que esperamos más porque damos mucho.

Mirar atrás también me ayuda a entender eso, a metabolizar mejor el equilibrio dar/recibir y a entender que no puedo esperar que los demás sean como yo, así como espero que los demás no quieran que yo sea como ellos.

Rascar el pasado, levantar pieles muertas, hacerse un poco de "pupa", renovar fuerzas y coger carrerilla. Hay ganas de saltar muy lejos.

Bona nit

Jordi

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