diumenge, de desembre 18, 2005

No

Buenas noches,

Cayó la primera respuesta de las esperadas, ha venido de París y ha sido un no. Los dos siempre duelen, ya lo sé, pero éste no ha dolido tanto, era un trabajo que no me acababa de convencer, porque era una consultoría muy ligada al sector farmaceútico (que no me apasiona) y centrada en ventas (que tampoco me apasiona). Pero sí, prefiero que me digan que sí y luego yo decir que no, que no alrevés. Espero a Madrid. A veces pienso que sí, a veces que no. Esta semana ha sido tan chunga en todos los sentidos que estoy más por el no, ahora mismo. Pero bueno, la oferta, la empresa y el reto me gustan mucho, así que lucharé hasta el final por ello.

De hecho ayer el día ya no empezó demasiado bien. Fui corriendo hasta casa de mis padres, pero el último kilómetro lo tuve que hacer caminando. El dolor en el exterior de la rodilla izquierda me impedía continuar. Es duro verse así. Pero bueno. He achacado el dolor al hecho que las zapatillas estaban muy desgastadas, por ello esta mañana he ido a comprarme unas nuevas. Eso sí, he sido coherente y he aplicado la política de ropa que entra, ropa que sale. ASí que las viejas bambas ya no han entrado en esta casa. El dolor me ha ido acompañando desde ayer. Cada hora un poco menos.

Ayer fui medio cojo al IESE. El decano nos invitaba a un brindis. Me gustó su discurso. Primero dijo que el IESE había tenido un gran año, sobretodo porque había tenido gente como nosotros. Más alla de la verdad de la afirmación, creo que ser agradecido es clave en cualquier situación. Primero porque hay que dar gracias por muchas cosas y segundo porque es una forma elegante de ganarse al público. Después dió un slogan areligioso (considerando que no todos somos cristianos ni incluso creyentes para la navidad). Pasar del "love for power" al "power for love". Ahí queda.

Bajando del IESE (recuerdo que no tengo moto) experimenté uno de esos dolores de barrigas que me matan de vez en cuando. Hice buena cuenta de él en la Facultad de Derecho. En esos momentos los edificios públicos son siempre un buen recurso. Dejaré la escatología para comentaros que por la noche me fui a Llinars (a unos 40 km de BCN) a celebrar la Marxa de Nadal. Es una celebración que hacen los Maristas cada año antes de Navidad. Recuerdo que la primera que fui fue en el 91. Entonces éramos unos 200. Ayer sólo 40. Nuevos tiempos, nuevos retos, nueva gente. De la Marcha destaco la primera dinámica. En un primer momento nos vimos rodeados de un montón de noticias de desgracias. Las noticias se habían publicado en diarios habituales. En un segundo momento nos aparecieron noticias mucho más positivas, pero eran menos´y provenían de medios menos habituales. ASí es la readlidad. Vende más la desgracia que la alegría. Pese a haber muchas desgracias mi conclusión es que se ha de ser optimista para poder seguir luchando.

De hoy, a banda de las bambas y del verbo pronar (yo prono=desvío el tobillo cuando corro), no mucho más. A comer ha venido mi prima Yoli con su marido Toni y tres niñas: Ester, Sara y Elisheba. Hemos comido la gran lasagna de mi madre, compartido un poco de charla, etc. A la noche "Un toque de canela" ha sido la película elegida. Si no la habéis visto no vale mucho la pena. Me gusta la escena del final porque es fiel a la realidad. El protagonista encuentra una mujer que había sido amiga suya de pequeño, una amiga especial. Se encuentran y se ven enamorados. Ella se acaba de separar. Él va a su casa para el cumpleaños de la niña de ella. De pronto aparece el exmarido. Ha decidido pedirle a ella que vuelva con él. Y ella vuelve y deja tirado al hombre con el que está enamorado. Le deja llorando, pero le deja. El papel del exmarido es aún más lamentable, porque acepta el retorno de la mujer aún a sabiendas que el amor le pertenece al otro. Así es la vida. Así de real y de dura. Estais de acuerdo? Afortunadamente, algunos seguimos creyendo en el amor y la pasión.

Mil besos

Jordi

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