Repsol, Bolivia, patrañas y espejismos

Buenas noches,

Intentaré no contagiarme de la euforia que recorre las calles de mi ciudad. Hoy mi equipo ha vuelto a ganar un campeonato de liga, y eso sólo ha pasado 18 veces (9 de las cuales las he celebrado).

Digo intentaré no contagiarme porque quería hablar de la noticia bomba de ayer, la nacionalización de los hidrocarburos por el gobierno de Bolivia, liderado por su famoso y poco corriente presidente Evo Morales. Me he esperado unas horas para ver las reacciones de los diferentes interesados, del gobierno boliviano, del gobierno brasileño (Petrobrás, la empresa pública de hidrocarburos brasileña es la más "perjudicada"), del gobierno español, de Repsol, de los periodistas, del pueblo boliviano, del precio del petróleo, etc.

Ayer por la noche, en TV3, Mónica Terribas, fue valiente. Lo es normalmente, pero ayer lo fue mucho más. En vez de invitar a alguien de Repsol YPF, que hubiera sido fácil, o a alguien del gobierno español, que hubiera sido correcto, invitó a Mónica Vargas. ¿Quién es Mónica Vargas? Primero es una boliviana, segundo es una investigadora en el "Observatori del Deute" de la càtedra Unesco, y tercero es una experta en las barbaridades que han cometido las petroleras en Latinoamérica, especialmente Repsol YPF. Tuvo media hora de gloria. Explicó que el pacto anterior del gobierno boliviano con las petroleras era ilegal a los ojos de la constitución. Comentó el impacto ecológico de las actividades de extracción, y cómo Repsol ha sido culpable de catástrofes ecológicas, contaminación de ríos, incendios de bosques, etc., por los que no ha pagado un duro a las comunidades indígenas a las que ha perjudicado gravemente. Indicó con sorna que Repsol se jacta de haber gastado una gran cantidad 16 millones de euros en actividades de responsabilidad corporativa, de respeto cultural, etc, y luego la rescisión de su máximo responsable "sólo" les costó 19 millones de euros. Todo fue sencillo, claro, dando a un clavo al que nadie, en todo el día, había dado, o por ignorancia (la mayoría) o por intereses creados (una gran minoría).

Analicemos dos hechos. El primero es el impacto en el precio del petróleo. Cuando escuché que la nacionalización del crudo boliviano supondría un aumento del precio de la gasolina, casi me hecho a llorar de la risa. Corrí rápidamente a consultar el Energy Review de British Petroleum, el documento anual más prestigioso que presenta la producción y las reservas de los diferentes hidrocarburos. Sabía que el peso de Bolivia en el global era ridículo, pero lo quería comprobar.

Para el 2005, Bolivia suponía:
- Menos del 0.1% de la producción mundial de petróleo.
- Un 0.05% de las reservas mundiales de petróleo.
- Un 0.3% de la producción mundial de gas natural.
- Un 0.5% de las reservas conocidas de gas natural.

Repito, o ignorancia por falta de información, o mala leche con ganas de intoxicar la opinión pública.

El segundo hecho a analizar es cómo la nacionalización afecta a Repsol. He escuchado a políticos y a periodistas rasgarse las vestiduras. Los directivos de Repsol han sido algo más cautos. Incluso he escuchado a la Unión Europea decir que Bolivia les tenía que haber consultado primero. ¿No acabó la colonización en América Latina hace unos 110 años? A veces ayuda ver las cosas desde el otro lado de la barrera. Imaginemos que la UE decide financiar proyectos en Perú y no en Bolivia. Imaginemos que Bolivia le dice a la UE que les tenía que consultar primero. Por favor!
Estoy casi absolutamente convencido que Repsol sabía lo que estaba a punto de suceder. También lo sabía el gobierno. También lo sabía Petrobrás. ¿Entonces por qué tanto escándalo?
Sólo veo un motivo. Evitar el desplome de las acciones de Repsol. El mundo financiero es siempre impredecible, pero creo que todo estaba calculado para amortiguar el golpe. Ayer cayó un 0.6% y hoy un 1.3%. Mínimo para una acción que se ha revalorizado un 150% los últimos tres años.

Mónica Vargas acertó en casi todo. Digo en casi todo porque indicó que los accionistas de Repsol no sabían lo que hacía Repsol en Latinoamérica, y que si lo supieran exigirían a la empresa a que cambiara su forma de actuación (quieren traer a España comunidades indígenas perjudicadas por Repsol). El accionista no es forofo como el aficionado del fútbol. El accionista hoy es de Repsol, mañana de Telefónica y pasado mañana de Endesa. No hay sentimientos, no hay colores, no hay rubor, sólo hay un capital que ha de rendir. Si se demuestra que Repsol es tan "mala" (hay tantos indicios...), la mayoría de accionistas seguirán con la compañía, porque la escasez de petróleo les revalorizará, otros, por consciencia, se venderán las acciones, y una minoría pedirán un cambio estratégico.

Podemos pensar que esos accionistas son seres grises que no conocemos. Nos equivocamos. Esos accionistas pueden ser nuestros padres, o nosotros mismos cuando buscamos un fondo de inversión que dé buenos resultados (la mayoría, hoy en día llevarán petroleras). Pero eso queda muy lejos... nadie pregunta dónde invierten nuestro dinero, mientras dé un buen interés...

Más información, más coherencia, más valentía. Y yo el primero.

A ver cómo evoluciona Bolivia. Una cosa está clara. Peor que estaba no estará. Y no compreis los tremendistas y los que venden la apocalipsis. Para la gente que vive en los vertederos de La Paz, el infierno ya no puede quemar más.
Un abrazo

Jordi

PD: estoy alegre. No por el Barça, que también. Hoy he recuperado a un amigo, y eso no se puede decir cada día.