Buenas noches,
Han sido dos días bien intensos. El viernes la graduación del MBA. El sábado la despedida de soltero de mi hermano, una pasada. Lo haré en dos capítulos porque cada uno se merece su entrada, y porque como se comenta en la jerga bloggera, los dos son carne de blog.
Explicar qué ha significado el MBA en mi vida es muy difícil. Casi dos años son una porción muy grande de mi historia, y además en este intervalo de tiempo, además del MBA, otros episodios han contribuido a hacer de éste un momento único y muy especial.
Empezaré por la graduación. Algunos ya sabéis que éste es mi 3r master. Bromeando algunos dicen que debería dedicarme a ser estudiante profesional. Pues va a ser que no. Esta era la primera graduación un poco formal. En el máster del IQS éramos poquitos y el máster tiene poco peso dentro del Químico de Sarriá. En el máster de Oldenburg aún éramos menos, pertenecíamos a un pequeño departamento de la universidad y los alemanes no se distinguen por su emotividad y su festividad. Por lo tanto, la del viernes debía ser diferente, y a fe que lo fue.
Por la mañana invitaron a los padres a conocer las instalaciones. Cabe recordar que el 70% de los estudiantes eran extranjeros, por ello, la multiculturalidad de padres, madres, hijos, etc., era enorme. A las 3:45 (hora límite, un día más la puntualidad sigue en mi debe) recogía la toga y el birrete con el que debería estar disfrazado las siguientes 4 horas. Pasamos al auditorio donde nos explicaron cómo iría la ceremonia. Todo fue muy desenfadado porque después de dos años de rigor (mucho menos del experado, por cierto), todos ya habíamos acabado, y además como hacía días que no nos veíamos, los organizadores sudaron para conseguir un nivel aceptable de silencio.
Todo tenía que salir perfecto, así que nos repitieron lo que podíamos y lo que no podíamos hacer, delante de quién entrábamos, cómo recoger el diploma, cuando ponerse el birrete, ... Luego la gente hizo lo que le salió en el momento. Yo me comporté. En general soy bastante obediente, si encuentro las instrucciones razonables. Si no son razonables puedo ser un auténtico "pain in the ass", un tormento.
Entré en el espacio donde se celebraba la graduación. Allí estaban familiares y profesores. Estaba repleto de gente. Unas 1000 personas. En aquel momento me surgió mi sonrisa más especial. Estaba pleno de júbilo. Quizás no fue hasta ese instante que me di cuenta que estaba pasando una página más de mi vida. Y que lo hacía con alegría y con éxito.
Me sorprendieron los "disfraces" de los profesores. Todos iban vestidos al estilo medieval. Si nuestras togas eran curiosas, sus vestidos se podrían calificar como horrendos. Horrendos fueron también la mayoría de sus discursos. Llenos de nimiedades, de repeticiones, de palabras vacías. Faltos de entusiasmo, de cambios de tono, de profundidad, de mensaje, de motivación, de estímulo. Sin embargo, el peor discurso, de largo, fue el del presidente de Bayer AG (sí, la de las aspirinas). Se suponía que era un discurso sobre el liderazgo basado en su dilatada experiencia. Lo llenó de cifras, de demasiadas referencias a su ombligo y a su empresa. No buscábamos eso. Queríamos algo que pusiera un broche de oro a nuestro MBA y que nos relanzara. Nada de eso. Incluso intentó relativizar cómo él mismo, después de la última crisis, había tenido que despedir a 20 mil personas. ¿Sabe cuántas son 20mil personas? COn sus familias podríamos llenar el Camp Nou. Su empresa debe ser un gran contribuyente al IESE, y se lo agradezco profundamente, pero me personalmente me decepcionó en demasía. Dicen que sólo los mejores llegan arriba. No es cierto. Llegan los que saben estar en el momento adecuado en el sitio adecuado y con los amigos adecuados. Y no les resto méritos.
No quiero olvidar el momento de indignación de mi hermano cuando en uno de los discursos se nombró al fundador del Opus y del IESE Escrivá de Balaguer. Poco se puede hacer al respecto.
Lo único que destaco de los discursos son dos aspectos: el agradecimiento a las familias por su ayuda moral y material de estos dos años y la llamada a evitar la mediocridad. Mi hermano critica por poco decorosa esa palabra. Puedo estar más o menos de acuerdo con él. Pero creo profundamente que Dios nos ha regalado unos dones y que ser mediocres es un fraude a ese regalo. Seas riachuelo, afluyente, río, mar u oceano, intenta ser el mejor riachuelo, afluyente, río, mar u oceano, y éso sólo significa éso, no implica pisar a nadie, implica ser justo y coherente. Huir del conformismo, del paqueismo.
Después de la graduación lanzamos el birrete, unos más acertadamente que otros y pasamos a la informalidad de las fotos, los abrazos, la cena, etc. La fiesta se alargó hasta altas horas en un local cercano a la Diagonal denominado Elefant. Fue algo diferente que en otras ocasiones. Primero porque también había algunos padres, la mayoría etilizados. Y segundo y más importante, porque seguro que a muchos de los compañeros no los volveré a ver nunca o almenos en largo tiempo.
El MBA ha sido altamente positivo. Primero y siempre primero por las personas que he conocido. De países tan diferentes como Japón, Israel o Costa Rica. De perfiles tan diferentes como banqueros, consultores o médicos. De carácteres radicalmente diferentes, desde el más extrovertido a la más introvertida. Del IESE me llevo amigos para siempre. No me quiero emocionar como he hecho tantas veces, pero 2 o 3 sí que me llevo. También sé de otros a los que siempre podré acudir en tiempos de alegrías o de penas.
Segundo a nivel profesional. He pasado de un sector pequeñito, poco profesional y menos apasionante de lo que parece, las renovables, a conocer el mundo de los negocios. A saber: Quién mueve los hilos, Quiénes son las grandes empresas, Qué las mueve. Quería conocer al enemigo que tanto demonizamos y que tiene de todo, como todos, de bueno y de malo. Eso sí, las malas, como Nestlé, son muy malas. Paso de trabajar en una pequeña empresa de 15 trabajadores a una multinacional de 125 mil en un país extranjero y con responsabilidades a nivel mundial. Eso hubiera sido imposible sin el MBA. Un nuevo reto.
Tercero a nivel personal. Muchos apostaban que convivir con personas de clase superior a la mía y submergirme en el mundo de los negocios, me corrompería y me volvería una persona arrogante, ostentosa, clasista, inaccesible, etc. Creo que sigo siendo yo y ese quizás es mi mayor éxito y seguro del que estoy más orgulloso. Retornar al mundo marista y volver a sentirme en él como en casa ha contribuído decisivamente a esa consecución. Sé quiénes son los míos. Sé dónde están mis raíces. Sé lo que significa complicarse por los demás.
Algunos trenes importantes han pasado por mi vida estos dos años. Unos han pasado y no los he visto. Otros pasaron pero lamentablemente no me dejaron cogerlos. Afortunadamente muchos los he podido coger. Gracias por parar en mi estación.
Y nada más. Se cierra un capítulo. Se ve que en la Ilustración el día de la graduación se denominaba día del comienzo (Commencement day). Que sea una etapa aún más provechosa, y que sobretodo esté llena de sueños, pasión y gente como muchos de vosotros, "els meus companys de camí".
Disculpas por el tamaño de la entrada, pero eran dos años...
Un beso
Jordi
